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Ternua Group, la emblemática empresa textil con sede en Arrasate, ha entrado este viernes en concurso de acreedores voluntario ante el Juzgado de lo Mercantil nº 2 de San Sebastián. La firma guipuzcoana, que gestiona las marcas de Ternua, Loreak Mendian, Astore y Lorpen (calcetines), muy conocida en Euskadi entre los aficionados a los deportes, particularmente a la montaña, emplea a 180 personas, arrastra una deuda de 16 millones de euros y busca una salida ordenada a la crisis que atraviesa, que por diversos factores le ha llevado a cerrar en negativo los dos últimos ejercicios.
La decisión llega tras una etapa marcada por fuertes caídas en el consumo del sector textil y dificultades estructurales que han afectado a todo el mercado global, según explica la empresa en un comunicado. La compañía ha acompañado la solicitud, eso sí, con una oferta vinculante para la venta de una de sus tres unidades productivas: la marca Loreak Mendian. Urbana, joven y minimalista, la margarita es su logotipo, muy reconocible por la calle.
En el caso de Astore, equipó a la Real Sociedad entre 1994 y 2003, y también al Eibar y al Bidasoa. También fue una marca muy ligada a la pelota, ya que los integrantes de Aspe lucieron sus camisetas desde 1998 hasta 2024. Aunque nació como marca deportiva, en los últimos años ha evolucionado hacia una propuesta más técnica y sostenible, con colecciones que combinan rendimiento y estilo urbano. Su apuesta actual incluye tejidos reciclados, producción local o cercana, y diseños pensados para un uso versátil.
Ternua Group, cuya propiedad pertenece a varias familias guipuzcoanas, cerró su último ejercicio con una facturación de 29,2 millones de euros, pero con resultados negativos. Pese a varios intentos de reestructuración, la empresa no ha logrado revertir la tendencia.
28 puntos de venta
propios atesora Ternua Group y una planta de producción en Etxalar.
El grupo cuenta con una planta de producción en la localidad navarra de Etxalar y una red comercial formada por 28 puntos de venta propios, entre tiendas monomarca y espacios en grandes superficies. La empresa ya atravesaba una fase delicada desde 2023, cuando registró ingresos superiores a los 34 millones de euros pero volvió a cerrar en negativo. Durante este tiempo, ha intentado refinanciar su deuda, ajustar costes y reorientar su estrategia, sin lograr el respaldo del mercado, según explican las mismas fuentes.
Ternua Group explica que uno de los factores clave que ha empujado a la firma a cerrar en negativo ha sido la caída sostenida del consumo en el sector outdoor, especialmente desde la segunda mitad de 2022. El giro en los hábitos de compra tras la pandemia y el contexto económico global (crisis de la cadena de suministro, guerra en Ucrania, inflación, subida de tipos de interés que castigan el consumo) han agravado las dificultades.
Cuando una empresa entra en concurso de acreedores, significa que ya no puede pagar sus deudas porque no tiene suficiente dinero o recursos para hacerlo. Es como si estuviera en una situación de 'quiebra controlada'. No es el final de una compañía, pero evidencia dificultades de calado. La entrada en concurso de acreedores implica que, a partir de ahora, la gestión pasará a manos de un administrador concursal, que decidirá sobre el futuro de las unidades productivas, posibles ofertas y el destino de los trabajadores.
Desde la dirección se asegura que, hasta el último momento, se mantuvieron contactos con inversores interesados en adquirir parte del negocio, con el objetivo de dar continuidad a la actividad y preservar el empleo. La oferta recibida por Loreak Mendian será analizada por el juzgado, «que debe pronunciarse en el plazo de un mes».
La historia reciente del grupo ha estado marcada por varias circunstancias externas que explican su deterioro financiero. Entre ellas, el impacto de la pandemia, que sorprendió a la empresa en plena expansión, tras integrar Loreak Mendian como parte de su estrategia de crecimiento.
La dirección de Ternua ha puesto en valor el «compromiso de su equipo humano y el esfuerzo de sus accionistas», que han invertido 20 millones de euros desde 2010 y siempre apostaron por la reinversión de beneficios.
En palabras de la compañía, «somos una gran familia, con arraigo en esta tierra y un propósito claro de dejar un legado mejor del que encontramos». También han recordado que sus trabajadores han sido plenamente conscientes de la situación durante todo este tiempo.
Tras conocerse la noticia, la alcaldesa de Arrasate, Maider Morras, expresó su solidaridad con los trabajadores afectados en un mensaje difundido en euskera: «Nos llegan malas noticias desde Ternua Group. La crisis global que vive el sector textil ha golpeado de lleno a un grupo arraigado en Arrasate y, en consecuencia, en muchas familias y personas del pueblo». Morras asegura que para que «el perjuicio sea el menor posible, tendréis el apoyo del Ayuntamiento. No estáis solos».
La entrada de Ternua Group en concurso de acreedores supone un nuevo golpe al tejido empresarial de Gipuzkoa, que ha vivido varios episodios similares en los últimos meses. En una situación similar se encuentra la emblemática Astilleros Balenciaga de Zumaia, también en concurso de acreedores desde finales del pasado año por su alta deuda. Esta firma está peleando para lograr un nuevo inversor que reflote la actividad y garantice la viabilidad del proyecto, y para evitar el ERE de extinción. La compañía zumaiarra tiene un total de 71 trabajadores, aunque los empleos indirectos que crea son varios cientos.
La semana pasada también se conoció que la emblemática empresa Pescados y Mariscos Rodolfo, que está ubicada en el puerto de Pasaia desde hace cincuenta años, se encuentra en proceso de liquidación. Un proceso que ha sido instado por un acreedor del mayorista de pescado, según ha podido saber este periódico de fuentes del sector.
Ternua es una de las marcas favoritas de los vascos seguidores de la montaña. Fundada hace treinta años, ha estado muy vinculada a una de las grandes aficiones de los ciudadanos de los tres territorios históricos de Euskadi. La firma arrasatearra diseña ropa para trekking, senderismo, escalada, esquí de travesía y trail running, actividades todas ellas muy practicadas en el País Vasco y en las zonas próximas como los Pirineos o los Picos de Europa. Su nombre hace referencia a Terranova, el rincón de Canadá donde faenaban los balleneros vascos en el siglo XVI, y es una referencia a la aventura y al espíritu de exploración, así como a la conexión con la naturaleza que han representado los vascos a lo largo de su historia.
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