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Guillermo Villar

La Bolsa pierde el miedo a Trump pero limita su potencial de subida para este año

Los inversores se disponen a recoger beneficios pendientes del repunte de la tensión geopolítica y de los aranceles

Clara Alba

Madrid

Domingo, 15 de junio 2025, 00:05

La guerra comercial desatada por Donald Trump ha vuelto a poner sobre la mesa una máxima del mundo de la inversión que en muchas ocasiones suele olvidarse:no existe el activo sin riesgo. Sin embargo, si hay un refugio que los operadores han encontrado en medio del caos, ese es la Bolsa española. Es cierto que el repunte de las tensiones geopolíticas –con el reciente ataque de Israel a Irán– ha provocado que el Ibex-35 cierre la semana por debajo de los 14.000 puntos que tanto había costado reconquistar.

Pero en lo que va de año, el selectivo suma un 20%. Ha dejado atrás las pérdidas de la ola proteccionista de Trump, siendo la mejor Bolsa europea frente a las subidas del 8% del Eurostoxx 50 o del 17% que presenta el DAXalemán. «La Bolsa española ha sido una de las grandes sorpresas del año. Si miramos el Ibex-35 con dividendos, estamos muy cerca de máximos históricos, algo que pasa desapercibido pero que es clave para entender el contexto real de rentabilidad para los inversores», explica Javier Molina, analista de eToro.

Detrás de la resistencia en esta primera mitad del ejercicio hay un motivo clave:Donald Trump, que ha golpeado de lleno al mercado americano impulsando el trasvase de dinero desde Wall Street hacia Europa. Según datos de LSEG Lipper, en mayo se registró un incremento de 21.000 millones de dólares en el volumen de entrada de fondos a la región, frente a las salidas de 24.700 millones en el caso de EE UU. «Los datos confirman la tendencia de este año, marcada por las perspectivas de mayor gasto fiscal y el ciclo de bajadas de tipos por parte del BCE, que favorecen este trasvase», apunta el departamento de análisis de Bankinter. «En el caso americano, se ve penalizado ante la incertidumbre sobre el impacto en crecimiento, déficit e inflación de las políticas de Trump», añaden.

En España, la mayor inversión esperada en defensa ha beneficiado a valores como Indra, que este año más que dobla su valor. Pero el factor diferencial del Ibex-35 ha sido el sector bancario, de enorme peso en el selectivo. Es más, de los siete valores que más suben, seis son bancos, en un contexto favorable en el que las entidades han aprovechado la buena marcha de la economía y el repunte de la actividad crediticia para compensar el peso negativo de los menores tipos de interés.

La pregunta es, ¿qué pasará a partir de ahora?La reaparición de las tensiones geopolíticas en Oriente han sacado a la luz las primeras señales de debilidad, dejando en evidencia que, a estas alturas del año, el Ibex 35 podría haber exprimido ya gran parte de su potencial para 2025. «La fortaleza en el primer semestre ha sido excepcional, apoyada en unos resultados empresariales sólidos y en un entorno económico que, pese a todo el tema arancelario, no se ha resentido todavía. Pero cuando observamos la dinámica actual del mercado, empiezan a aparecer señales de madurez en la subida», indica Molina. «Una de las pistas más claras es la rotación sectorial que hemos visto recientemente», señala, en referencia a que los inversores están dejando atrás los bancos para entrar en defensivos como Iberdrola, Redeia o Endesa. «Es el tipo de movimiento que anticipa un cambio de fase, donde se pasa del entusiasmo al control del riesgo;seguimos en positivo, pero la gasolina no es infinita y los máximos anuales pueden estar ya vistos», resume.

Algo más optimista se muestra Antonio Aspas, socio cofundador y consejero de Buy & Hold, quien considera que el Ibex no está en 'sobrecompra'. «Los niveles actuales son bastante menos exigentes frente a sus fundamentales que los que muestran otros índices de referencia como el EuroStoxx 50 o el estadounidense S&P 500», explica.

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En todo caso, el ataque de Israel a Irán ha abierto una nueva fase de volatilidad. «Esto puede crear una oportunidad para que las Bolsas reajusten a la baja y, cuando la geoestrategia se estabilice, plantearnos comprar a precios razonables», indican los analistas de Bankinter.

La cifra

20% revalorización

del Ibex-35 en lo que va de año, convirtiéndose en la mejor Bolsa europea frente a las subidas del 17% del DAX alemán o del 8%del Eurostoxx 50 gracias, sobre todo, al tirón de Indra y del sector bancario.

En este escenario, el consenso observa potencial en sectores que den seguridad a las carteras. «Después del fuerte tirón inicial del año, el mercado está premiando a compañías capaces de sostener sus márgenes en entornos complejos, y eso nos lleva fuera de los sectores que han liderado hasta ahora», indica Molina. Su apuesta apunta al sector de infraestructuras y servicios regulados –como 'utilities', telecomunicaciones y operadores logísticos– «que ganan peso porque ofrecen protección frente a la volatilidad macro y, en muchos casos, una política de dividendos clara». A su juicio, lo que hoy cotiza al alza es la capacidad de generar caja en cualquier entorno. «También hay sectores con vientos de cola estructurales que no han sido aún protagonistas del rally, como la construcción, el inmobiliario o servicios ligados al bienestar y al envejecimiento poblacional», añade.

«La última palabra sobre la evolución del Ibex recae sobre dos sectores con un peso relativo muy superior al que hay en otros índices:bancos y 'utilities'»

Antonio Aspas

Consejero de Buy & Hold

«Nos gustan valores como Amadeus y Puig, que actualmente forman parte de las carteras de renta variable de nuestros fondos», destaca Aspas. «Amadeus es líder indiscutible en su sector y Puig también en el área de lujo;desde su salida a Bolsa pierde cerca de un 30%, lo que –sumado a sus sólidos números de negocio– la convierte en una opción más que atractiva», añade.

Lo que resulta evidente es que la segunda mitad del año presenta un entorno externo más exigente para el mercado, donde la clave estará en gestionar la incertidumbre desde varios frentes:el temor a una desaceleración, las tensiones geopolíticas y comerciales y, por último, cómo afectará todo a las políticas monetarias de los bancos centrales.

Los bancos centrales consolidan al oro como activo refugio

El aumento del riesgo geopolítico ha consolidado esta semana al oro como activo refugio por excelencia. El metal amarillo ha vuelto a rozar máximos históricos superando por momentos los 3.450 dólares la onza, muy cerca ya de los 3.500 que se sobrepasaron a mediados de abril, en pleno pánico a la desaceleración por los aranceles, que provocó la huida de los inversores de los activos estadounidenses.

El histórico rally de estos meses ha llevado al oro a convertirse en uno de los activos no solo más seguros, sino también más rentables del año, con una revalorización acumulada del 30%.

Esta apuesta inversora también tiene mucho que ver con la desconfianza que el mercado ha mostrado estos meses sobre los activos estadounidenses, incluidos el bono americano y el propio dólar. Es más, algunas voces han llegado a cuestionar la supervivencia del billete verde como divisa de referencia global, algo que el consenso estima aún demasiado prematuro.

Lo que sí es cierto es que tanto la necesidad de diversificar como la propia revalorización del oro ha provocado que el metal dispare su peso en los balances de inversores clave como los propios bancos centrales. En un informe publicado esta semana, el Banco Central Europeo (BCE) señalaba cómo el oro ya ha desplazado al euro de la segunda posición entre los principales activos de reserva para estas instituciones, representando el 20% de esas reservas, mientras que el euro ha caído al 16% y solo por detrás del dólar, con una cuota del 46%. Por tercer año consecutivo, los organismos monetarios adquirieron más de 1.000 toneladas de oro, un ritmo récord que supone una quinta parte de la producción mundial anual.

«Nos oponemos a quienes cuestionan el estatus del dólar como moneda de reserva mundial», explican los analistas de Schroders en un reciente análisis. No obstante, reconocen que la diversificación continuada por parte de los bancos centrales «podría tener implicaciones significativas tanto para el dólar como para los tipos de interés estadounidenses en el futuro».

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